- ¿Cómo saliste...? - murmura por lo bajo.
- Hay una escala atada en un balcón. También hay huellas que se dirigían al sur, y eran muy parecidas a las de Kenta. Voy tras él, no intentes detenerme porque te mataré. - Empiezo a caminar hacia el exterior pero me detiene.
- No seas tan es estúpido de ir hacia el Primer Gobierno sin más.
- ¿Por qué no? Yo no abandoné mi hogar, como tu. -Es mi casa, no soy tan necio como para hacer lo mismo que el y fugarme.
- Eres un imbécil, siempre lo has sido, nunca haces nada que no sea lo que tu quieres. -Le noto tenso. Y tiene razon, suelo hacer lo que quiera, tengo poder para ello.
- Soy un princ...
- ¡Por esa misma razón deberías pensar más por los demás y menos por ti! Un rey se debe a su pueblo. Eso deberías saberlo. Haz lo que te dé la gana, pero piensa que siempre estaré allí para traerte de vuelta. - Me desafía con la mirada, y le cuesta decir esto ultimo. - Te lo prometí.
- ¿Eh? ¿De qué hablas? - Le miro extrañado, yo no recuerdo ninguna promesa que me hiciera este. - Boh, me da igual. Como has dicho voy a hacer lo que me da la gana.
Me doy la buelta y le dejo alli. Camino un poco en dirección a la ciudad, a mi favor no hay actividad alguna. No muy lejos, veo unas motos. Me aseguro que no hay nadie y voy corriendo a coger una.- Soy un princ...
- ¡Por esa misma razón deberías pensar más por los demás y menos por ti! Un rey se debe a su pueblo. Eso deberías saberlo. Haz lo que te dé la gana, pero piensa que siempre estaré allí para traerte de vuelta. - Me desafía con la mirada, y le cuesta decir esto ultimo. - Te lo prometí.
- ¿Eh? ¿De qué hablas? - Le miro extrañado, yo no recuerdo ninguna promesa que me hiciera este. - Boh, me da igual. Como has dicho voy a hacer lo que me da la gana.
- ¡Pero que haces!- grita alguien. Me doy la vuelta y veo a cuatro chavales, uno de ellos tiene cara de enfado.- ¡Apártate de hay!
- ¿Me lo vas a impedir tú?- respondo, creo que esto va a ser divertido.
Saca algo parecido a un floret y se pone en posición de ataque, me empiezo a reír. Saco mi espada romana, el chico acaba pidiendo una a su compañero.
- ¿Te vas a apartar? Date cuenta que soy experto en esgrima. - me dice chulo, ¿de qué se va?
Empieza a atacar torpemente, intenta darme directamente en el corazón; error. Cansado ya, le hago una estocada y le tiro al suelo.
- ¿Ya estás contento?- le digo con ironía. Escucho unos disparos y sirenas.
Le cojo las llaves al chaval y salgo disparado con la moto, no me puedo arriesgar a que la policía me vea. Cuando ya los evado, pongo rumbo al Primer Gobierno, Kenta habrá ido hacia allí, es la civilización grande que esta cerca.
Esto esta muy tranquilo, así que consigo relajarme y hundirme en mis recuerdos. Mi madre siempre me estaba dando clases de lucha, era una mujer muy guerrera. Un día me escape de casa, creo que era para irme con unos amigos... el caso es que llegué y mi madre me estaba esperando en mi habitación, acabe que no me podía mover. Era una mujer digna de estar en el olimpo. Me entristece saber que no la volveré a ver, ni oír su voz... Es increíble la triste de la soledad que alberga el perder a tus padres.
Las horas del camino se me pasan rápido, fue un viaje tranquilo. Las casas se hacen cada vez más abundantes hasta llegar a palacio. Estaciono la moto y me propongo a buscar a Kenta, la gente me rodea, puesto que acabo en una plaza muy concurrida. En las escaleras del palacio veo la figura de mi tío y Saummus se acerca a mí amenazante.
-Bienvenido, príncipe Zeil.- dice mientras abre y extiende los brazos hacia mi abrazándome. ¿Que querrá?
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