lunes, 30 de septiembre de 2013

Atanasia capitulo 4

     Desde una oscura sombra lo observo. Despúes de atravesar la puerta, la cual se encuentra detrás de una cascada. Lo degé tirado en el suelo del pasillo donde salen los vehículos, pero hoy no hay trafico.

     Empieza a revolverse, se sienta en el suelo me da pena verlo todo empapado, incluso titiritando de frío y con cara de preocupacion. Me acerco a el lentamente, necesitaré desatarle para llevarlo hasta el sensei.

    
    -Zeil, no se si me recordaras... - empiezo, pero creo que no me entiende.- Zeil... ¿me entiendes?

    Mira a todas partes desconcertado, me acerco a desatarle.

    -Zeil, he de llevarte ante el sensei. - Aún no me entiende al completo.- Veo que no eres una leyenda.

   
    Digo esto para ver si así me entiende, y creo que sí.

    -Se que has oído hablar de lo bueno que soy en las batallas- dice intentando darse mas importancia, en ese sentido no cambio nada- pero que seas una gran fan no es razón para que me secuestres.

    Sin duda no cambió, sigue creyendose el mejor, aun es demasiado igenuo para muchas cosas...

    -Veo que eres muy ingenuo. ¿Sabes algo de tu historia fa…

  
    -¿Cómo que muy ingenuo?-Me interrumpe y grita- ¡Soy el heredero a la corona de…de todo!

    -No me refería a eso. - a ver si ha mejorado en escuchar- Me refería a tu historia familiar….tus ancestros, las batallas que ellos libraron y, sobretodo, tu herencia

   -Mi familia está muerta.-Dice con un tono fúnebre... ¿Como que su familia esta muerta?- Solo me queda mi tío. Además, ellos nunca tuvieron riquezas. Murieron en una guerra. Gracias a mi tio, ahora soy el heredero de todo…

     -¡Quiero decir que tu familia….-sigo pero me interrumpe.

    -¡Mi familia nada! Están todos muertos excepto mi tio y mis pri… oh no, me acabo de acordar de que….

   
-¿¡Quieres callarte y escuchar de una vez!?- le grito a la cara, a ver si consigo decirle el legado de su familia- ¡Tu familia no te dejo una herencia material, sino una herencia moral!

    -¿Tu estas loca o que? Ni siquiera me has enseñado tu cara, ¿y me vas a decir que mi familia ya muerta y pobre en sus días me ha dejado una herencia? El único recuerdo que guardo de ellos es este collar,- se saca el colgante de debajo de la camisa- hecho con una piedra inerte…

-El collar… -Ese collar, Zeil siempre andaba galardardoneandose con ese colgante,  estaba muy orgulloso.

    Me cogen la mano con fuerza dejo soltar um pequeño grito de sorpresa y me tapa la boca.

 
    -¿Que sabes? - le preguntan a Zeil.

    No le dan tiempo a contestar, lo tumban y lo atan a una tabla de madera. A mi me llevan a una esquina, donde pierdo de vista a mi amigo.

    -Atanasia - me dicen por la espalda ,es el Sensei - le hecharon un hechizo y no recuerda nada, ignoro quien se lo hizo, pero es peligroso para el tener que esforzarse mucho para recordar. Si se agobia en recordar, puede llevarle a un sueño del que no despierte más.

   -Entendido... pero ¿le importaría decirme que fue de Nahuel?

    -Ya lo descubriras, es tu próximo objetivo.

     Nos dirigimos por los pasillos oscuros, siempre me ha gustado este lugar, porque se escucha la cascada... caminamos por los pasillos, pero yo voy sumergida en mis recuerdos, en como Zeil jugaba con nosotros y se metía con Nahu porque era de estatura baja... entonces... ese día que nos separamos... a Zeil le borraron la memoria ¿porqué? Y a Nahu... ¿que le pasaría?

Nahuel Capítulo 4

Me despierto junto con el alba. Asomo la cabeza por la ventana y dejo que el fresco aire matinal me despeine el pelo. Me cambio rápido y veloz y bajo a la cocina corriendo.

- ¡Hola Elva! - saludo a la vieja cocinera al entrar de golpe en la cocina, provocando que se sobresalte.

- Señorito Nahuel, debería de esperar que se le subiera el desayuno a su cuarto. - me dice amenazante con una cuchara de madera.

- Es que tardais mucho y a mi me gusta aprovechar la mañana - me siento en la mesa esperando al desayuno. - Y además me gusta sentarme aqui para oler tu pan dulce recién hecho, sabe mejor el desayuno tan nutritivo que me das.

- Seguís siendo un zalamero. - me sirve un buen bol de leche y dos bollos humeantes. - Ten, sacados del horno ahora mismo. - mete otra horneada, a continuación apoya su gruesa figura en la mesa y me mira. - Nunca cambiareis, os recuerdo de bien pequeño haciendo lo mismo que ahora; llegando con el alba, sentandoos ahí y pidiendome el desayuno.

- Si, bueno... Eres mejor compañía que yo mismo. - le sonrio con la boca llena. Termino de un sorbo la leche y me meto el último trozo de bollo en la boca. - Yo me voy a dar una vuelta antes de que me toque empezar con mis deberes reales.

- Hacéis bien. - cojo mi alforja y me dispongo a salir por la puerta - ¡Nahu! - me llama en el último momento. - Pásalo bien pequeño. - y me lanza otros dos bollos de pan dulce para el camino, como agradecimiento le devuelvo una sonrisa.

Salgo corriendo a los establos a tiempo de que me guardo los bollos en la alforja. Entro en las cuadras, hacia muchísimo tiempo que no pisaba aquel lugar. Mi madre no le gustaba que anduviera con apestodos animales, como decía ella.
Cojo mi caballo favorito, un frisón macho de gran envergadura, Azabache. Le ensillo y me dispongo a salir pero entra mi madre en ese mismo instante.

- Nahuel - me llama indignada.

- Buenos dias madre... - digo con un tono de voz aburrido.

- No deberías de andar con estos apestosos animales. Tienes cosas que hacer cosas. Como preparar el Dereom. - me impide el paso pero intento salir como puedo.

- Madre, - digo suplicante - una vuelta, hace un montón que no cabalgo.

- Ya lo harás después de la fiesta. Ahora suelta a ese amasijo de carne y ven a preparar todo. - pega media vuelta y comienza a caminar, oportunidad que aprovecho para subirme al caballo y echar a galopar para evitarla.

Azabache y yo salimos disparados por la plaza del castillo donde ya se empieza a ver que la celebración de el Dereom va tomando forma. Oigo a mi madre llamarme desde las puertas del establo. Me va a caer una buena al volver. Salimos directamente hacia el bosque. Tardamos un rato en llegar al sitio planeado pero esa sensación de el caballo respirando fuerte entre mis piernas, el viento provocado por la velocidad jugando con mi pelo y el olor a hierba mojada eran unos de mis placeres favoritos. El lugar al que llego es una colina alejada del castillo la cual va a dar al mar.

Ver esa inmensa masa azul y el olor a salitre me trae recuerdos de las pocas veces que fui con mi padre a aquel sitio, cuando todavía disfrutaba de una felicidad infantil e ignorante.

Me como los bollos dulces de Elva y vuelvo al castillo, a mi madre le dará un patatus como no vuelva pronto.

Llegamos al castillo antes de lo previsto y llevo de inmediato a Azabache al establo.

- ¡Nahuel! No me puedo creer que me hayas desobedicido tan descaradamente. - dice mi madre entrando por la puerta hecha una furia, sin apenas darme tiempo de desensillar al caballo. - No te enseñé de esas formas. Tienes un castillo que preparar y un reino que gobernar, así que ¡deja al animal y ponte a hacerlo!

Dejo de hacer lo que estoy haciendo y salgo cabizbajo, odio ser príncipe. Yo nunca deseé ser rey o príncipe, nadie me preguntó si quería serlo. Ver a los jóvenes aldeanos divirtiéndose desde la ventana y entender que tu nunca podrás hacer eso de ir a tus anchas, la verdad, daría lo que fuera para ser uno de ellos.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Atanasia Capítulo 3

Parece que discuten el principe Zeil y su tío el rey sobre el desposamiento del jóven. La lucha parece dura y tiene pinta de que Zeil tiene las de perder.

-Saummus, por favor, acabo de llegar
de tres meses de batalla, ¡no me agobies con temas que no me interesan! Tres dias…¡por favor! - suplica Zeil.

-Pues una semana y ningun dia más. - sentencia el rey.

Zeil sale de la sala malhumorado. Le sigo. Recorre el castillo sin percatarse siquiera que le sigo, anda demasiado metido en su cabeza. La verdad es que siguiendole me di cuenta de que ya no era el niño que yo había conocido tiempo atrás, su espalda era más ancha y sus músculos estaban más definidos que antes. Pero sus andares orgullosos y su porte de principe no habían cambiado nada.

De repente se gira y entra en una habitación cerrando la puerta de golpe. Oigo la cerradura. Cerró con llave. Chasqueó los dientes, no puede ser que sea tan listo sin querer. Me dirijo a la habitación contigua y giro con cuidado la manilla para abrirla, pir suerte está abierta. Me adentro en el cuarto, parece una habitación vacía todo está tapado con sábanas. Me asomo a la ventana para ver si puedo asomarme a la de Zeil. Hay un saliente lo suficientemente ancho para mi, con que tenga cuidado de no caer llega. Salgo por la ventana con cuidado para asomarme a la suya.

Voy con pies de plomo acercandome cada vez más a la ventana colindante. Al llegar a ella me agarro con fuerza para no caer ni resbalar. Me asomo y allí está él tumbado en la cama con cara de cansancio y jugando a una consola de aquellas antiguas. Decido que no pienso dejar que se duerma el solo así que le doy una pequeña ayuda y le lanzo un hechizo de sueño. Cae rendido al poco. Me quedo en esa posición un poco, observandolo.

Despejo mi mente de recuerdos inservibles para mi misión, que me trae el verlo allí dormido y vuelvo por donde vine y me dispongo a cumplir la misión que se me encomendó. Pero antes me echaré una cabezada para poder emprender mi cometido despejada y sin sueño, al alba me levanto y doy comienzo a la operación.

Salgo despacio, compruebo que el pasillo está completamente desierto y petó con fuerza en la puerta de Zeil. Lo oigo sobresaltarse.

-¿Qui…quien es?-pregunta con voz temblorosa detrás de la puerta.

No respondo, le oigo levantarse y me vuelve a preguntar lo mismo, pero de nuevo, no contesto. Oigo que agetrea con algo, conociendolo, para ganar tiempo. Escucho el desenfunde de una espada, estará preparado para mi intrusión. Giro el pomo, como bien observé con anterioridad esta cerrada. Con un simple hechizo la abro y la puerta cede. Una silla impide mi entrar pero con un rápido movimiento la esquivo y me adentro en el cuarto. Zeil funciona por instinto así que le dejo que se coloque detrás mía, apesar de que ya lo había oido. Me coloca la espada en la garganta y me dice al oido entre susurros...

-¿Quién eres? ¿Por qué te tapas
la cara?

-No has debido de hacer eso, Zeil- contesto seca.

-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién
eres?

No contesto y tampoco dejo que haga alguna pregunta más. Con un rápido movimiento de defensa le agarro del cuello y lo tiro al suelo. Provocando que pierda la consciencia.

Hechizo el cuerpo inerte del jóven y me lo llevo casi en volandas. He de correr, pronto el castillo se pondrá en marcha y no va a ser fácil salir de aquel castillo con el príncipe medio muerto.

Salgo por los pasadizos que encuentro. Y llego al coche sin problemas, es un milagro. Meto a Zeil en el asiento del copiloto y me subo al coche dispuesta a volver con el sensei.

-Misión completa. - me susurro a mi misma mientras enciendo el motor.

Arranco y pongo rumbo a casa. Pero esta vez voy por el camino del oeste, ya que aún que me llevará tres horas más es mucho más seguro porque no hay guardias. Llevabamos ya un buen trecho recorrido cuando Zeil se removió en el asiento. Le miré para ver que no se despertaba pero seguía dormido.

- Ata, Nahu.... - susurró en sueños.

¿Se acordaba de nosotros? Pense que había olvidado toda su infancia. No sabía si alegrarme porque aún me manteniera en la memoria o preocuparme por su salud mental.

En todo el viaje no volvió a decir nada ni a siquiera moverse. Pero yo ne quedé pensando en lo mucho que habíamos cambiado desde que eramos pequeños. Yo ya no era ninguna princesita y Zeil era todo un hombre, y Nahuel... ¿Cómo estaría el pequeñin?

Pensando y dándole vueltas al pasado se me pasó el viaje volando. Cuando me di cuenta ya veía nuestro destino que asomaba desde entre los árboles.

Atanasia capitulo 2

  Me dispongo a salir de la casa, escucho a alguien correr hacia mi, así que me doy la vuelta y veo a dos niños, desde que empezó la guerra, solo hay niños, mujeres, ancianos y hombres adinerados en el pueblo, los demás están en la guerra.

    -¡¡¡¡Ata!!!- grita el mayor- ¡¡¡espera!!!
    Cuando se acercan me pongo de rodillas. Para estar a su altura, les quito el casco y les acaricio la cabeza.

    -Niños- comento con cariño- vuelvo en seguida. Solo voy a por el príncipe Zeil.

    -Por eso mismo, según nos dijeron es muy sangriento, por favor, ten mucho cuidado.

     -Tranquilos- les abrazo y ellos a mi- pasado mañana os enseño un nuevo truco que me  aprendí, ¿os parece?
  
    -¡Si!- contestan a la vez

    Me doy la vuelta y salgo del castillo, me meto en el coche y arranco, antes de tomar cualquier camino, pienso en el mas rápido y discreto... creo que me toca ir por los túneles.

    Sigo un camino sin asfalto hasta un portalón blindado, allí me paran los unos militares.

    -Princesa- me comenta uno- este no es lugar para una mujer como usted, le Podrían atacar los del Primer gobierno los Saifuche en cualquier momento.
    
     -Soy consciente del peligro- comento - Y sabes bien que me defiendo mejor que tu. O si no recuerda como te gane en el examen de magia. Y en el de ataque o defensa...

     -Cierto, lo siento Inmortal- me lo dice medio burlándose, algunos me llaman así por mi nombre, Atanasia significa inmortal. - Pero aun así ten cuidado.

     -No te apures, lo tendré.

    Nada mas abrirse el portón, salgo disparada por el túnel, voy lo mas rápido que el motor lo permite. Estos túneles son bastante oscuros, tan solo alguna luz intermitente y loa faros de mi coche iluminan este lugar. Como lo único que se escucha es el motor de mi veiculo, me aburro, y empiezo a divagar sobre mi pasado; que tenia dos grandes amigos, con los cuales jugaba siempre... que recuerdos... Cuando estábamos en oriente era una etapa muy bonita, pero por desgracia todo cambio aquel día...

     El tiempo pasa, y el túnel sigue siendo igual: oscuro y aburrido. Intento matar el tiempo, pero es imposible. Recibo una llamada al coche, es del Sensei, por lo menos así me ententendre un rato...

   -Buenas tardes Sensei- comento por el micrófono- ¿Que ocurre?

     -Buenas tardes Atansia- Me responde- nos han llegado noticias de ultima hora de que Zeil acaba de regresar al castillo, y  no deberías de tardar en llegar. La otra noticia esque los de Primer gobierno conocen tu paradero, y no dudaran en hacerte una emboscada, has de andar con ojo avizor

     -De acuerdo.

    -Ademas, estas prácticamente en la puertas de su palacio, intenta hacer poco ruido. Ah, y no te olvides de...

     Aparecen dos motos que me persiguen, corto la comunicación, y pongo al coche en modo de "batalla", pero utilizaré mi magia para frenarlos. Me disparan coetes, pero los evito como puedo. El corazón se me acelera a tope. Delante mía aparecen otros dos que me obligan a parar. Bajo del coche y me apuntan con las pistolas de luz.

     -Señorita- Comenta uno que debe ser un sargento- Usted esta detenida. este terreno es privado y usted lo esta invadiendo.

     -Rotundamente me niego a entregarme- Contesto. - Pero... estoy segura de que podemos llegar a un acuerdo...

     Me acerco a su oído y le acaricio la cabeza.

     -¿Seguro que me quiere entregar?- Le pregunto muy bajo.- Poca gente me dejaría escapar.

     -Señorita, soy un hombre hecho y derecho,  no me venga con jueguecitos.

     -¿En serio que no quiere jugar?

     Me acerco al coche y cojo mi arco, pero no lo voy a usar.

     - Juguemos- contesta.

      Me dispara, pero yo como si fuera una bailarina esquivo todas esas balas mortales, Cuando se quedan sin munición,hago que nos separe una poderosa muralla de fuego, me meto en el coche y como si no hubiese pasado nada, sigo mi camino. Tras otras tres aburridas horas,  llego a el otro portón, pero a este no voy a preguntar, lanzo un misil que revienta la puerta. Cuando salgo me doy cuenta de que ya es de noche. aparco el coche entre unos arbustos para que no se vea. Busco algún lugar por el que entrar, pero este sitio en infranqueable. Un guardia se acerca ami corriendo y con la espada en alto, pero yo rápidamente le echo un hechizo pare que se duerma. La verdad esque así voy a llamar demasiado al atención... Vuelvo al coche y cojo una capa negra, me la pongo y me cubro por completo. Supongo que así me dejaran entrar... Me dirijo a la entrada principal, y consigo entrar sin problema alguno, miro el castillo, y es impresionante, el mas alto que vi, y a diferencia que el mio, hay mas hombres dentro.

Me pierdo entre los corredores intantando no llamar la atención. Me introduzco sigilosa en la sala del trono donde parece haber una reunión, me quedo en una esquina. Desde mi posición lo veo entre la multitud, esta ahí, hablando no muy contento con su tío, el rey.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Zeil capitulo 5

     El sol se eleva por el este, pero es una luz palida que me hace desconfiar, en que si salgo fuera voy a tener que usar mi espada. Pero eso ya pasó.

    
     -Zeil- Dice el niño aun medio atontado- ¿tu crees en los dragones?

     -No- contesto rotundo- creer que los dragones existen es de crios.

     Kenta se calla, despertamos a Xana, que rapidamente me abraza y la llevo en brazos, y bajamos a desayunar lo unico q hay: ¡cecina seca! No surge combersacion, miro a los dos, y si que son clavados, ambos son de ojos grises y pelo castaño y ondulado, aunq ella tiene el pelo larguisimo y atado en una tranza. Los dos me miran con gran interes, haber dentro de poco seré el rey, pero molesta que te miren todo el tiempo.

     -Zeil- me llama Xana- ¿porque eres tan rarito?

    -¿Rarito?- contesto de malas maneras -¿como se te ocurre llamarme rarito?

    
     -Bueno....-responde timida- no es muy normal tener los ojos lilas, ni una trenza... ¿llevar trenzas no es de niñas?

     -Perdona niña- respondo enfadado, me pone de los nervios que una cria me de clases de lo que esta bien y no- llevo una trenza en el lado derecho porque eso significa que soy principe y dentro de poco rey. Y mis ojos son malvas porque.... bueno, en eso no estoy seguro....

    
     -Yo si que lo se- interrumpe kenta- cuenta la lellenda que un dia, las tres luces aparecieron en el cielo, rompiendo la orcuridad mas profunda y malvada, y una de esas luces era malva. Y de hay que tus ojos sean de ese color tan particular.

     -No entienedo- este crio alucina, no se que tengo que ver yo con una luz, ni nada por el estilo.

    Ago que acaben rápido para poder partir de este lugar tan desagradable. Cojo provisiones suficientes para dos jornadas, y algo mas por si a los crios les entra el hambre por el camino. Saco la moto y subo a Xana, pero... ¿donde se metio el otro? Es un rollo tener que hacer de niñera, es mas facil tener que dirijir todo un ejercito que tener que controlar a dos niños.

     Le busco por toda la casa, es dificil de encontrar; escucho a kenta toser, voy tras el sonido y me lleva al bajo-cubierta de la casa. Esta sentado en el suelo, con un libro no muy grande en la mano y pasando las ojas cuidadosamente.

    -Este es el unico legado de mis padres, murió a manos de unos tipos del primer gobierno- cuando dice eso, el corazon se me congela- vi como a mi padre le attrabesaban una espada de sierra. -Empieza a llorar, y la verdad, a mi tambiene toca la fibra sensible, se lo que se siente al ver a tus padres morir entre tus manos.- Mi padre me dio esto, y me dijo que cuando encontrara a.... 

    Nos sobresaltamos al escuchar un poderoso disparo...

    -Coge el libro, devemos de irnos.

    Salimos rapido de la casa, subo a la moto. Coloco a Xana delante mia para que no le pase nada y a Kenta detras. Arranco el moto, los dos me abrazan con fuerza.

   

    Rapidamente dejamos atras la casa, por estas calles acelero a tope, me buelben a llorar los ojos de la velocidad. Recuerdo que cuando era pequeño, vije a oriente para perfeccionar mis abilidades, alli conoci a mis dos mejores amigos... pero no consigo recordar nada d ellos..
teniamos un maestro un poco raro, o por lo menos a mi me lo parecía, nos obligaba a llamarlo.... bueno, no me acuerdo.  pero yo siempre lo llamaba por su nombre...  ¿cual era? pero un dia cambio toda mi vida... aun lo recuerdo todo, tenerlos entre mis manos y no poder hacer nada...

    -¡¡¡Zeil!!!- grita kenta-¡¡¡¡¡¡¡ CUIDADO!!!!!!!!

    Buelbo de mis pensamientos, delante aparecen otras motos militares del primer gobierno ¿que aran aqui? Acelero aun mas; les dejo atras, pero lanzan unos misiles a una casa, que me hace derrapar, los dos niños gritan y se agarran a mi con mucha fuerza. Por suerte evito que nos caigamos. Me bajo de la moto y desembaino mi espada.

    -¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿Que haceis?????!!!!!- grito -¡¡¡¡ soy el principe Zeil !!!!

     Se bajan de la moto y se acercan a mi con las pistolas de luz y espadas. Me pongo en posicion de ataque.

    -Tenemos ordenes de mataros.

   -¿En serio pensais que unos soldados de rastreo puede matar al General del egercito? Sois idiotas.

     Disparan, pero no consiguen darme, me muevo rapido, me acerco y empiezo a atacarles con rabia, aunq realmente me estoy dibertiendo un rato con estos novatos. Me alejo un momento, intenta dispararme, pero no lo consinguen. Me hacerco y se doy dos cortes en las piernas.

    - Voy a ser considerado con vosotros - comento- no os voy a matar.

    -¡¡¡¡Zeil!!!!- me llama kenta

    Alejo las armas de los soldados para que no las puedan coger. Corro junto kenta, y veo que Xana esta en el suelo y desangrandose por culpa d un disparo, la pobre niña esta gritando de dolor, busco alguna solucion, pero no tiene. Kenta me esta suplicando que la ayude, pero yo... ni nadie puede ayudarla. Esta retorciendose de dolor y haciendo un charco de sangre debajo sulla. Lo unico que puedo hacerle es clabarle un cuchillo en en pecho y que no sufra mas.....

     -Kenta...- digo triste- tapate los ojos y no me odies por esto....

    Cojo un cuchillo, trago saliba, y le clavo el cuchillo en el corazon. Ya no respira, le cierro los ojos. Kenta la mira, me pega una patada y sale corrieendo, pero al ver a los soldados buelbe a mi.

     - Lo siento kenta- le comento- pero no habia solucion y estaba sufriendo.

   No me responde. Cojo en brazos  al cuerpo sin vida de la niña, y lo coloco debajo de un arbol blanco, sin ojas. Me fijo en que hay una pequeña flor malva, y se la coloco entre las manos. Vuelvo a la moto, subo a kenta y regresamos al viage.

    No me creo lo que acabo de hacer... me ha destrozado el corazon, el tener que quitar la vida a una niña inocente... Soy el culpable de que Xana ya no este entre nosotros... y el de dejar al pobre chaval sin parientes... Me estoy dando cuenta de que lo unico que se hacer, es matar...

lunes, 16 de septiembre de 2013

Nahuel Capítulo 3

Que alguien petó en la puerta me arrancó de mis recuerdos y me devolvió a la realidad.

- Nahuel, cielo soy yo, mamá. Voy a entrar. - tan rápido como pude guardo el libro en su lugar,  pero no me dá mucho tiempo así que mi madre me encuentra en el suelo tirado en un intento de tapar la baldosa sacada de su lugar - Hijo, levantate del suelo. Un rey nunca está en el suelo - y vuelta y dale con lo de ser rey. - No es propio. - me levanto y le doy una patada delicada a la baldosa y logro que se coloque en su sitio. Ya respiro más tranquilo.

Desde que mi padre falleció, mi madre se a afanado en hacer de mi un rey. El rey que seré en un futuro, todo el mundo no hacen más que repetirlo. Pienso que no entienden que la gente ya se sobre pasa con la idea del reinado y que por mucho que haya madurado sigo siendo un muchacho de dieciocho años, quiero aventuras en mi vida. Desearía volver a sentir la libertad que sentía cuando me ayaba en oriente, con mi sensei y con mis dos mejores amigos. Tiempo a que no se de ellos. ¿ Cómo serán ahora?

- ¡Nahuel! - me espabila mi madre - No te has enterado de nada. Baja de las nubes, hijo.

- No son sitio para un rey. - gruño por lo bajo, aún que eso no impide que mi madre lo oiga.

- Eso es. Bueno te decía que en una semana comienzan los juegos del Dereom, - continua entusiasmada. El Dereom es una festividad saifuche que elogia nuestra fuerza y nuestras grandes victorias en combate. - y hay que prepararla. Como has vuelto de la guerra, quiero que tú seas el centro de la celebración este año.

- ¡¿Yo?! No, me niego a ser tratado como un héroe cuando no lo he sido. Si me permite, madre, no seré yo el centro pero lo organizaré para que el centro sean todos esos soldados fieles que dejaron su vida en la batalla.

- De acuerdo. - se acercó a mi y me abrazó - Vas a ser un gran rey, hijo.

No contesto, agacho la cabeza y dejo que se marche. Me dirijo a la cama y me tiro encima. Pronto el sueño me vence y me duermo pensando en todos aquellos que ya no están, incluido mi padre.

Solo se oye las espadas chocandose las unas con las otras, gritos de dolor. Sangre emanando de cada herida, el rojo brillante abunda en aquel lugar. Miro mis manos, están mojadas con el líquido de la muerte.
Parado en medio de la batalla más sangrienta que presencié se encuentro un pequeño niño. Corro hacia él, pero por más que corro no puedo alcanzalo. No se mueve, está inmóvil.  En la lejanía veo que pronuncia una palabra que no logro entender, la repite una y otra vez. Esa palabra la acabo oyendo dentro de mi cabeza. De repente el muchacho desaparece dejando paso a una sombra enome. todo se vuelve negro.

Despierto sobresaltado y empapado en sudor frío. Un sueño, solo un sueño

- Forsvaret... - susurro - lo que decía el niño era Forsvaret...

Recordaba esa palabra de algún sitio, se me hacía muy familiar. Y entonces recuerdo, mi libro. Rápidamente salto de la cama y corro hacia donde guardo el viejo tomo. Lo tomo en las manos y lo comienzo a leer.

" Las leyendas que se cuentan la gente relata que son pura fantasía, ¿y si alguna se tornara realidad?

Cuenta la leyenda que en tiempos de desdicha se elevarían tres luces capaces de iluminar el mundo y erradicar la oscuridad. Forsvaret, La fuerte Defensa..."

No leo más. ¿Por qué el niño no dejaba de repetir ese nombre? ¿la fuerte defensa? ¿Quién era ese niño? No entiendo nada pero sólo fue un sueño, guardo todo y me meto en cama de nuevo. Mañana pensaré las cosas con más calidad.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Atanasia Capitulo 1

En este nuevo hogar me encuentro a gusto, pero por mi desgracia no siempre fue así. He tenido mis momentos de angustia y de dolor. No se por donde empezar. Hasta ahora he estado mui bien; me he sentido querida y como en casa...recuerdo cuando mi tio me contaba cuentos de hadas antes de que me fuera a dormir. Me contaba leyendas y cuentos sobre dragones, algo que me fascinaba. Me contaba que en un tiempo los dragones volaban libre por los cielos, trabajaban con los campesinos… un mundo que ya no existe. Me hacia sentirme felíz, y ahora tengo la misma sensacion. Nunca me había pasado. He sido rechazada por mi pueblo, mi hermano y mi padre. Cuando me echaron, no podria haber imaginado, ni en mis mejores sueños que me sentiria tan bien entre personas desconocidas. Tuve que vivir sola en la calle durante 2 largos meses, no tenía a donde ir. El Sensei (Que es la forma en la que nos obligaba llamarle, aunque el mayor de los sus pupilos no lo respetaba) me ofreció su morada y me quede con él perfeccionando mi magia y preparándome para mi destino. Me converti en la mejor arquera que éste país haya visto nunca. Nadie puede ganarme, y lo he demostrado en varias ocasiones. Con sensei aprendi a manejar la espada. Aunque yo preferia el arco...soy persona de costumbres.

Aún que mi vida es dura, puesto que me tengo que alimentar sola, no me puedo quejar, este refugio es más de lo que podía pedir. Me encontraron en medio del páramo que esta cerca de aquí medio muerta.

Ahora realmente estoy decepcionada. Hace dos años yo tenia la mejor vida del mundo, pero un acto desafortunado lo echo todo a perder, aún que nose mui bien si fue todo culpa mia. Un día bajé al sótano para jugar a que había dragones malos que me querían comer, y lo descubrí, una caja de madera antigua, por fuera tenía algo escrito en un idioma extraño y estaba llena de polvo. Algo me decía que debía abrirla, aunque no fuera lo correcto. Allí descubrí un precioso colgante con forma de dragón, era de oro blanco y los ojos eran rubís, me lo guardé. Y más al fondo vi unos papeles oficiales, eran mi partida de nacimiento; allí decía que mi padre biológico era mi tío. Me quedé tiesa.No lo entendía, así que fui a preguntárselo a mi supuesto padre. Recuerdo su tremendo enojo, fue tanto que me desterró para siempre, ¿cómo me pudo hacer eso? Aunque sospecho que no fue por descubrir mi partida de nacimiento… ¿Tendría que ver con el medallón?

Mi “padre” metió el los calabozos eléctricos a mi “tío” y desde aquella ni lo volví a ver.

El sensei entra por la puerta del cuarto despertándome de mis ensoñaciones. Siempre me impuso respeto, según sé, vino de oriente; aún que sus rasgos son reveladores, ese pelo blanco, trenzado; y esa bata larga conjuntado con unas sandalias de madera, con las cuales siempre me pregunte que cómo no se hace daño; y siempre lleva encima una takana.

-Ya es la hora - comenta muy tranquilo - Has de ir a por él.

-Sensei, ¿se refiere a Zeil? - inquirí -Si, ya es la hora de la verdad. Pero recuerda, no debes decirle nada, ha de descubrirlo por si mismo.

-¿Cómo sabré que es él?

-Tan solo recuerda el color de sus ojos y lo descubrirás al instante.

Sus ojos son de un color tan inusual que es imposible olvidarlos, son de color malva. He de emprender el viaje ya, supongo que lo tendré que secuestrar… Aún que no me desagrada la idea de hacerlo.

Zeil Capitulo 4





            No entiendo nada de lo que pasó hoy, solo se que este grupo una vez que los conoces no so mas que una panda de locos. Incluso esa chica me dijo algo sobre una puerta, una cerradura, y lo más importante, la llave. Pero me encuentro aliviado al saber que fuera de los muros del castillo de Primer gobierno, se encuentra una chica tan bella…

            Ella me esta llevando por unos túneles subterráneos, y me entra mucho agobio de estar aquí, no me agradan los espacios reducidos… Me recuerdan a algo desagradable, pero no recuerdo a que. De repente se para y me tira al suelo ¡¡¡¿¿¿Cómo se atreve a hacerme eso!!!??? Ya es demasiado que le deje tocarme.


            -¡¿Pero tu de que vas!?- le grito- ¿No sabes que esta mal tirar a alguien al suelo?

            -Bueno, ¿Tu no sabes que esta mal decirle a tu maestro “Tío”? Así que cállate si no quieres acabar mal, que tu para mucha gente solo eres un objeto…

            De la sombra mas atezada aparece uno que conserva la capucha negra.

            -¿Qué le has dicho?- Pregunta con una voz muy profunda y sombría- ¿O acaso olvidaste de que es peligroso para nosotros de que el  sepa algo?

            -No lo olvido; pero no lo puedo evitar…

            -Pues contrólate.

            Nos alejamos de ese hombre tan extraño. ¿Por qué dice que soy un peligro? Bueno mis batallas son mas que legendarias, pero en este momento no tengo excusa para iniciar una batalla. Lo único que quiero es llegar a mi castillo y sentarme un rato en el trono.

           
            -Exijo una respuesta- comento- una respuesta de lo que pasa aquí.

            -No te lo puedo decir, además tu aquí ni puedes exigir un baso de agua.

            Llegamos a una salida, por fin salimos de esta trampa. La luz acaricia nuestra piel. Respiro hondo y me estiro. Miro a mi alrededor, estoy solo, y no veo puerta alguna por la que debí salir… ¿Y ahora que? Supongo que me toca volver al castillo. La pena esque no tengo ni idea de que senda seguir. Pienso el lo que aprendí en la academia militar… Las palabras de mi monitor fueron: “Si os perdéis, seguid siempre al oeste y encontrareis el castillo…” Tengo que seguir la ruta de poniente, pero lo que no me agrada, tengo que pasar por el centro de Saifuche, un importante enemigo. Pero por lo menos es mejor que quedarme aquí, aunque me quieran matar en la arena del estadio que tienen allí.

            Veo unas motos aparcadas cerca de donde me encuentro… Seguro que no les importa que les coja una prestada, además estamos casi en medio de un monte súper poblado; no se nota una moto menos.

            Me acerco sigilosamente a la moto que mas me gusta, pero es demasiado brillante y llamaría demasiado la atención, así que cojo una que es negra. Justo cuando estoy apunto de marcharme, aparecen unos soldados con un par de espadas de defensa… ¿En serio que creen que con eso me detienen? Que idiotas. Ignoran que soy General de la armada y marina de Primer Gobierno.

            -¡¡Alto!!- Ordena uno- Detente.

            -¿Y si no quiero?- Contesto desafiante.

           
            Desenfundo mi espada, intentan darme con todas sus fuerzas, pero nada, hasta es ridículo en la forma de atacarme. Cuando se cansan un poco, empiezo mi actuación, huyen, pero rápidamente pillo a uno por el cuello, le tiro al suelo y le ago unos corten en la pierna para que no ande.

            -¡¡¡CANALLA!!!- Grita el otro.

            De un salto lo esquivo y lo tiro también al suelo. No se porque pero a este le saco el casco. Me sorprende ver que detrás de esa mascara se encuentra un niño que debe tener unos trece años. ¿Qué hará aquí? ¿El otro es también un niño?

            Al otro también le despojo el yelmo, y si, es un niño… Me siento culpable de haberle cortado… Es raro en mí sentirme culpable…

            -Volved con vuestras madres- Comento mientras me dirijo de nuevo a la moto- No tenéis edad para jugar a ser soldados.

            -¡Pero no podemos!- comenta uno de los crios- Desde que los hombres mayores se fueron al la guerra no queda nadie para proteger en palacio ni en la ciudad.

            -Aun así volved a vuestras casas.- Me subo a la moto y la consigo arrancar- El mundo esta demasiado desapacible para unos crios como vosotros.

            -¡¡Deja de llamarnos así!!

            Me río un poco y me pongo en marcha, los árboles pasan rápidamente por mi lado, y la velocidad hace que me lloren los ojos.

            Tras casi tres horas de veloz pero tranquilo viaje, el bosque desaparece y llega una zona que es un páramo, todo quemado y negro, cubierto de cenizas que según paso levanto… un sitio muy macabro. Recuerdo que este sitio fue campo de batalla, de hecho aun se aprecia marcas de sangre seca en algunas zonas. Aquí se desató lo que yo creo que fue el combate más sangriento que presencie en mi vida. Y la tierra de nadie tan solo era un sauce muy grande, al que huía cuando mi mente ya no podía soportar mas sangre, cadáveres y gente caída… Aquí fue la segunda y ultima vez que llore en mi vida.


            Cuando anochece del todo, me veo obligado a parar en una casa medio derruida. Escondo la moto dentro de la casa y dentro aun la escondo debajo de unas mantas. Inspecciono a fondo la casa en busca de vida, pero nada, lo único que encuentro es unas latas de sopa de carne, cecina seca, leche mas que cortada, galletas rancias y otras cosas tan podridas que ni se que son. Supongo que me arreglare con la cecina… lo malo esque me va a dar sed… Pero si mis cálculos son ciertos, en una jornada estoy en Saifuche, y en las afueras me abasteceré de agua. 

            Subo a un cuarto, y veo que esta decorado de forma infantil, pero a diferencia de toda la casa, no esta cubierto de cenizas. Escucho unos ruidos en el armario, desenfundo la espada y me acerco poco a poco. Se aprecia respirar a alguien muerto de miedo. Abro el armario y empiezan a chillar dos niños… ¿Qué pasa? ¿Hoy es el día de los niños? Estos son dos, una niña de escasamente nueve años y un niño que debe de tener como mucho doce. Deben ser hermanos, se parecen mucho entre si.

            -¿Qué hacéis aquí?- Pregunto- ¿No sabéis que es peligroso vivir aquí?

            -¡¡No nos toques!!- Me responde el niño, lo dejo pasar por su edad, pero nadie me habla así – Eres Zeil, nuestros padres nos dijeron que si te conocíamos que huyéramos.

            -No podéis, os tengo acorralados. Yo nos os voy a hacer nada. Solo vengo a pasar la noche, así que si me permitís…

            Salgo de la habitación y me voy al cuarto que debió de ser de los padres de estos crios. Me tiro en la cama y cierro los ojos. Noto una ligera presión que me aplasta el pecho, observo que es la niña, me esta abrazando. Miro a la puerta, el niño me observa atento. Me recuerda al chaval que herí esta mañana. Lo invito a venir junto a mí, viene lazado y apoya la cabeza en mi hombro.

            -¿Cómo os llamáis?- Pregunto con cuidado- Supongo que a mi ya conocéis, Zeil.

            -Yo soy Kenta- comenta en niño con reservas- y mi hermana es Xana.

            -Bueno, mañana os llevo con migo, no os pienso dejar aquí solos, así que mejor descansar bien, que es un largo viage.

            -¿Sabes Zeil?- Dice kenta medio dormido- Eres como te imaginaba.


            No me da tiempo a contestar, el sueño me puede y rápidamente caigo dormido

sábado, 14 de septiembre de 2013

Nahuel Capítulo 2

El castillo estaba vacío sin tantos soldados vigilando cada puerta. Pero se siente acogedor. Despúes de tres meses en una tienda de campaña se agradece el calor de la chimenea, el olor a suavizante en la ropa y ¡oh! por supuesto, la electricidad. Al entrar en mi habitación me doy cuenta de cuanto la hechaba de menos. Corro hacia mi cama y me tiro en ella de un salto. Me río yo solo. La verdad es que me siento un enano al hacer eso, pero bueno, sigo siendo un adolescente aún que me provocaran crecer más rápido que los demás.

Me levanto y voy a aquel lugar. Si, esa baldosa en el suelo que se levanta, cerca de la chimenea. El único lugar de todo el mundo que mi madre no puede controlar. Levanto la baldosa y allí está, tal y como lo recuerdo. El viejo tomo de un cuento muy antiguo. Lo tomo en las manos, aún que las tapas estén descoloridas y apenas se vea la portada, es un objeto muy valioso y perfecto para mí. Recuerdo la primera vez que calló en mis manos. De eso ya hace diez años.

El carruaje freno en un caserío en medio de un bosque. Era muy extraño y tranquilo. El paisaje era completamente diferente al de casa. Los edificios eran raros, y para llegar a la puerta principal había que cruzar un jardín impresionante. En pleno jardín se encontraba un gran estanque que se atravesaba por un puente de madera, curvo y de color rojo. En el agua se podían ver peces de tonos anaranjados y rojos con manchas blancos. Eran de menor tamaño y más delicados que los bacalados que traía padre de sus salidas a la mar.

Recuerdo llegar a la puerta principal muy sorprendido por todo aquel ambiente estraño. Y allí se encontraba un hombre mayor de pelo blanco como la nieve atado con una larga trenza, ojos pequeños y achinados de color oscuro. Vestía con una especie de bata larga y llevaba unos zapatos muy extraños de madera, como chanclas.

- Seas bienvenido, príncipe Nahuel, heredero del clan Saifuche. - su voz era profunda y calmada. Al saludarme inclinó la cabeza y junto sus manos a la altura del pecho. - Espero que le guste lo que ve.

- Es bonito. Una cosa, ¿que hago aquí? ¿Y por qué sus ojos son tan pequeños? - dije curioso.

- Vuestro padre me ha encomendado la labor de entrenaros para que seáis todo un rey y un guerrero el día de mañana. Y mis ojos son así porque soy de la parte oriental de la tierra. Mi procedencia proviene del clan Hikari. Todas las personas que encontréis aqui son de ese clan - hizo un amplio gesto con la mano mientras hablaba. Fijandome mejor vi que todas las personas que había allí tenían unos rasgos de la cara parecidos a los de aquel hombre, pero una diferencia era de que todos tenían el pelo muy oscuro y liso. Los únicos diferentes allí eramos mi cuidador y yo mismo.

- Disculpe mi intromisión. Pero ¿el clan Hikari no se extinguió hace décadas? - comentó mi cuidador.

- Extinguirse no, puesto que está viendo a gente que pertenece a él. Le agradezco que haya traído al muchacho desde las tierras del norte, pero a partir de este momento ya me encargo yo de él. Ya puede retirarse. Joven, sigueme - mi cuidador pegó media vuelta con una reverencia y el hombre mayor hizo lo mismo pero echo a andar en dirección contraria.

Le seguí y me llevó directamente a una habitación llena de libros.

- Ten. Leelo - me tendió un libro de tapa dura y color crema. - Ese es mi primer ejercicio para ti, Nahuel. - me puso la mano en el hombro y acto seguido se dirigió a la puerta.

- ¡Espere señor! - le llamé - No sé cómo debo llamarle.

- Mi nombre es Takumi. Mas tú como pupilo mío has de llamarme sensei. - y salió de la estancia. Me aferré al tomo que me había dado y lo miré por primera vez. El libro era viejo pero en la portada se veían claramente dos dragones hermosos, uno negro y uno blanco. Busqué un lugar cómodo, abrí el libro y me puse a leer la historia que más me había cautivado en mi vida.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Nahuel Capítulo 1

Sentado en mi tienda espero a que me preparen un transporte para volver a casa. Aún escucho el choque de las espadas y veo la sangre corriendo por los cuerpos de mis soldados y compañeros. Hace tres meses que esta guerra se ha intensificado lo suficiente como para que los reyes y los príncipes de los diferentes clanes se hayan dignado a acercarse siquiera al campo de batalla.

- Su alteza Nahuel, su barco ya está listo para zarpar inmediatamente. - el comandante Rei se adentró en mi tienda para avisarme de mi cercana partida. Es un hombre maduro, de gran tamaño y una fuerza descomunal. Sus ojos color tierra son bondadosos y amables. En su pelo pelirrojo ya se distinguen alguna que otra cana.

- De acuerdo. - digo cabizbajo.

- Señor, no ha de preocuparse. Somos fuertes y sabemos defendernos. Usted vuelva a casa, su madre le necesita.

- Pero mi madre está segura en un castillo enorme. Mientras que vosotros morís en el campo de batalla. - me levanto del asiento y me pongo frente a él. - No me gusta que mis soldados mueran mientras yo me encuentro caliente en mi cama.

- Los soldados que pierden la vida lo hacen con valor, sirviendo a su clan. Son héroes que se recordarán siempre. Usted, con todos mis respetos, es un muchacho de dieciséis años con un sino más grande que cualquier héroe. Vos seréis rey. Uno de los mejores - se acerca a mí y me pone su mano áspera y curtida sobre el hombro. - Volved a casa y sed el rey que ahora mismo se precisa en estos momentos de crisis.

- No es que me haga gracia, pero volveré. Si no vuelvo a mi madre le va a dar un paro cardíaco. - reímos los dos por mi comentario. Le miro y le abrazo - Gracias por el discurso, Rei, lo necesitaba. Fuiste como un padre cuando el mio murió. Te debo mucho. Por favor, no mueras.

- No podrán conmigo, príncipe.

Nos separamos y salgo de la tienda. Mi alma se rompe en trizas al dejar a mis hombres en aquel desamparado lugar.

De camino al embarcadero veo a los soldados practicando para defender el nombre de nuestra tribu, su patria y hogar. No puedo sentir otra cosa más que orgullo por ver a un pueblo tan unido y tan fuerte como nosotros los Saifuches.


La travesía fue larga y agotadora, pero por fin se divisaba desde la proa del navío el gran castillo en donde se encuentra mi familia. Mi casa.

Entro en la sala del trono recto y firme. Al llegar al frente del trono me arrodillo y agacho la cabeza.

- Mi reina Likara, los soldados mantienen a los Hikafuenses y a los del Nuevo Impero a raya. Se ha establecido una calma pasajera que nos permitirá planear algo ofensiv... - mientras hablaba la reina se había arrodillado en frente mía y me abrazaba con fuerza, por lo que interrumpió el discurso que llevaba preparándome durante todo en viaje.

- Soy tu madre, me dan igual todas esas cosas. Por fin estás en casa conmigo y estás bien. - me dejó de abrazar y nos levantamos del suelo pero con rapidez me agarró la cara con ambas manos. - Por Odin, que mayor te haces. Mírate que alto y fuerte estás. - la verdad es que había crecido mientras me hallaba en la guerra. Ya le llevo una cabeza y media a mi madre y es una mujer alta. - Tienes la altura de tu padre, hijo mío, eres más delgado pero eres idéntico a él. - aparto la mirada.

La verdad es que no me gusta mucho estar en casa. Mi madre me sobre protege por ser su único hijo y la única familia que le queda. Según ella, ya había perdido a su marido y no permitiría que nada malo me parara a mi. Además todo el mundo me repetía lo bueno que era mi padre y lo mucho que me parecía a él. No es que odiara a mi padre, todo lo contrario, lo adoraba pero deseo que sea un recuerdo pasado, no que siempre esté presente como mi ejemplo a seguir.

- Bueno, mamá ya regresé. - la miro a sus ojos verde hierba, cristalinos y brillantes debido a las lagrimas de alegría que se aguantaba. No me entusiasmaba volver pero sé que ella así lo quería.