No entiendo
nada de lo que pasó hoy, solo se que este grupo una vez que los conoces no so
mas que una panda de locos. Incluso esa chica me dijo algo sobre una puerta,
una cerradura, y lo más importante, la llave. Pero me encuentro aliviado al
saber que fuera de los muros del castillo de Primer gobierno, se encuentra una
chica tan bella…
Ella me
esta llevando por unos túneles subterráneos, y me entra mucho agobio de estar
aquí, no me agradan los espacios reducidos… Me recuerdan a algo desagradable, pero
no recuerdo a que. De repente se para y me tira al suelo ¡¡¡¿¿¿Cómo se atreve a
hacerme eso!!!??? Ya es demasiado que le deje tocarme.
-¡¿Pero tu
de que vas!?- le grito- ¿No sabes que esta mal tirar a alguien al suelo?
-Bueno, ¿Tu
no sabes que esta mal decirle a tu maestro “Tío”? Así que cállate si no quieres
acabar mal, que tu para mucha gente solo eres un objeto…
De la
sombra mas atezada aparece uno que conserva la capucha negra.
-¿Qué le
has dicho?- Pregunta con una voz muy profunda y sombría- ¿O acaso olvidaste de
que es peligroso para nosotros de que el sepa algo?
-No lo
olvido; pero no lo puedo evitar…
-Pues contrólate.
Nos
alejamos de ese hombre tan extraño. ¿Por qué dice que soy un peligro? Bueno mis
batallas son mas que legendarias, pero en este momento no tengo excusa para
iniciar una batalla. Lo único que quiero es llegar a mi castillo y sentarme un
rato en el trono.
-Exijo una
respuesta- comento- una respuesta de lo que pasa aquí.
-No te lo
puedo decir, además tu aquí ni puedes exigir un baso de agua.
Llegamos a
una salida, por fin salimos de esta trampa. La luz acaricia nuestra piel.
Respiro hondo y me estiro. Miro a mi alrededor, estoy solo, y no veo puerta
alguna por la que debí salir… ¿Y ahora que? Supongo que me toca volver al
castillo. La pena esque no tengo ni idea de que senda seguir. Pienso el lo que
aprendí en la academia militar… Las palabras de mi monitor fueron: “Si os
perdéis, seguid siempre al oeste y encontrareis el castillo…” Tengo que seguir
la ruta de poniente, pero lo que no me agrada, tengo que pasar por el centro de
Saifuche, un importante enemigo. Pero por lo menos es mejor que quedarme aquí,
aunque me quieran matar en la arena del estadio que tienen allí.
Veo unas
motos aparcadas cerca de donde me encuentro… Seguro que no les importa que les
coja una prestada, además estamos casi en medio de un monte súper poblado; no
se nota una moto menos.
Me acerco
sigilosamente a la moto que mas me gusta, pero es demasiado brillante y
llamaría demasiado la atención, así que cojo una que es negra. Justo cuando
estoy apunto de marcharme, aparecen unos soldados con un par de espadas de
defensa… ¿En serio que creen que con eso me detienen? Que idiotas. Ignoran que
soy General de la armada y marina de Primer Gobierno.
-¡¡Alto!!-
Ordena uno- Detente.
-¿Y si no
quiero?- Contesto desafiante.
Desenfundo
mi espada, intentan darme con todas sus fuerzas, pero nada, hasta es ridículo
en la forma de atacarme. Cuando se cansan un poco, empiezo mi actuación, huyen,
pero rápidamente pillo a uno por el cuello, le tiro al suelo y le ago unos
corten en la pierna para que no ande.
-¡¡¡CANALLA!!!-
Grita el otro.
De un salto
lo esquivo y lo tiro también al suelo. No se porque pero a este le saco el
casco. Me sorprende ver que detrás de esa mascara se encuentra un niño que debe
tener unos trece años. ¿Qué hará aquí? ¿El otro es también un niño?
Al otro
también le despojo el yelmo, y si, es un niño… Me siento culpable de haberle
cortado… Es raro en mí sentirme culpable…
-Volved con
vuestras madres- Comento mientras me dirijo de nuevo a la moto- No tenéis edad
para jugar a ser soldados.
-¡Pero no
podemos!- comenta uno de los crios- Desde que los hombres mayores se fueron al
la guerra no queda nadie para proteger en palacio ni en la ciudad.
-Aun así
volved a vuestras casas.- Me subo a la moto y la consigo arrancar- El mundo
esta demasiado desapacible para unos crios como vosotros.
-¡¡Deja de
llamarnos así!!
Me río un
poco y me pongo en marcha, los árboles pasan rápidamente por mi lado, y la
velocidad hace que me lloren los ojos.
Tras casi
tres horas de veloz pero tranquilo viaje, el bosque desaparece y llega una zona
que es un páramo, todo quemado y negro, cubierto de cenizas que según paso levanto…
un sitio muy macabro. Recuerdo que este sitio fue campo de batalla, de hecho
aun se aprecia marcas de sangre seca en algunas zonas. Aquí se desató lo que yo
creo que fue el combate más sangriento que presencie en mi vida. Y la tierra de
nadie tan solo era un sauce muy grande, al que huía cuando mi mente ya no podía
soportar mas sangre, cadáveres y gente caída… Aquí fue la segunda y ultima vez
que llore en mi vida.
Cuando
anochece del todo, me veo obligado a parar en una casa medio derruida. Escondo
la moto dentro de la casa y dentro aun la escondo debajo de unas mantas.
Inspecciono a fondo la casa en busca de vida, pero nada, lo único que encuentro
es unas latas de sopa de carne, cecina seca, leche mas que cortada, galletas rancias
y otras cosas tan podridas que ni se que son. Supongo que me arreglare con la
cecina… lo malo esque me va a dar sed… Pero si mis cálculos son ciertos, en una
jornada estoy en Saifuche, y en las afueras me abasteceré de agua.
Subo a un
cuarto, y veo que esta decorado de forma infantil, pero a diferencia de toda la
casa, no esta cubierto de cenizas. Escucho unos ruidos en el armario,
desenfundo la espada y me acerco poco a poco. Se aprecia respirar a alguien
muerto de miedo. Abro el armario y empiezan a chillar dos niños… ¿Qué pasa? ¿Hoy
es el día de los niños? Estos son dos, una niña de escasamente nueve años y un
niño que debe de tener como mucho doce. Deben ser hermanos, se parecen mucho
entre si.
-¿Qué
hacéis aquí?- Pregunto- ¿No sabéis que es peligroso vivir aquí?
-¡¡No nos
toques!!- Me responde el niño, lo dejo pasar por su edad, pero nadie me habla
así – Eres Zeil, nuestros padres nos dijeron que si te conocíamos que
huyéramos.
-No podéis,
os tengo acorralados. Yo nos os voy a hacer nada. Solo vengo a pasar la noche, así
que si me permitís…
Salgo de la
habitación y me voy al cuarto que debió de ser de los padres de estos crios. Me
tiro en la cama y cierro los ojos. Noto una ligera presión que me aplasta el
pecho, observo que es la niña, me esta abrazando. Miro a la puerta, el niño me
observa atento. Me recuerda al chaval que herí esta mañana. Lo invito a venir
junto a mí, viene lazado y apoya la cabeza en mi hombro.
-¿Cómo os
llamáis?- Pregunto con cuidado- Supongo que a mi ya conocéis, Zeil.
-Yo soy
Kenta- comenta en niño con reservas- y mi hermana es Xana.
-Bueno,
mañana os llevo con migo, no os pienso dejar aquí solos, así que mejor
descansar bien, que es un largo viage.
-¿Sabes
Zeil?- Dice kenta medio dormido- Eres como te imaginaba.
No me da
tiempo a contestar, el sueño me puede y rápidamente caigo dormido