Que alguien petó en la puerta me arrancó de mis recuerdos y me devolvió a la realidad.
- Nahuel, cielo soy yo, mamá. Voy a entrar. - tan rápido como pude guardo el libro en su lugar, pero no me dá mucho tiempo así que mi madre me encuentra en el suelo tirado en un intento de tapar la baldosa sacada de su lugar - Hijo, levantate del suelo. Un rey nunca está en el suelo - y vuelta y dale con lo de ser rey. - No es propio. - me levanto y le doy una patada delicada a la baldosa y logro que se coloque en su sitio. Ya respiro más tranquilo.
Desde que mi padre falleció, mi madre se a afanado en hacer de mi un rey. El rey que seré en un futuro, todo el mundo no hacen más que repetirlo. Pienso que no entienden que la gente ya se sobre pasa con la idea del reinado y que por mucho que haya madurado sigo siendo un muchacho de dieciocho años, quiero aventuras en mi vida. Desearía volver a sentir la libertad que sentía cuando me ayaba en oriente, con mi sensei y con mis dos mejores amigos. Tiempo a que no se de ellos. ¿ Cómo serán ahora?
- ¡Nahuel! - me espabila mi madre - No te has enterado de nada. Baja de las nubes, hijo.
- No son sitio para un rey. - gruño por lo bajo, aún que eso no impide que mi madre lo oiga.
- Eso es. Bueno te decía que en una semana comienzan los juegos del Dereom, - continua entusiasmada. El Dereom es una festividad saifuche que elogia nuestra fuerza y nuestras grandes victorias en combate. - y hay que prepararla. Como has vuelto de la guerra, quiero que tú seas el centro de la celebración este año.
- ¡¿Yo?! No, me niego a ser tratado como un héroe cuando no lo he sido. Si me permite, madre, no seré yo el centro pero lo organizaré para que el centro sean todos esos soldados fieles que dejaron su vida en la batalla.
- De acuerdo. - se acercó a mi y me abrazó - Vas a ser un gran rey, hijo.
No contesto, agacho la cabeza y dejo que se marche. Me dirijo a la cama y me tiro encima. Pronto el sueño me vence y me duermo pensando en todos aquellos que ya no están, incluido mi padre.
Solo se oye las espadas chocandose las unas con las otras, gritos de dolor. Sangre emanando de cada herida, el rojo brillante abunda en aquel lugar. Miro mis manos, están mojadas con el líquido de la muerte.
Parado en medio de la batalla más sangrienta que presencié se encuentro un pequeño niño. Corro hacia él, pero por más que corro no puedo alcanzalo. No se mueve, está inmóvil. En la lejanía veo que pronuncia una palabra que no logro entender, la repite una y otra vez. Esa palabra la acabo oyendo dentro de mi cabeza. De repente el muchacho desaparece dejando paso a una sombra enome. todo se vuelve negro.
Despierto sobresaltado y empapado en sudor frío. Un sueño, solo un sueño
- Forsvaret... - susurro - lo que decía el niño era Forsvaret...
Recordaba esa palabra de algún sitio, se me hacía muy familiar. Y entonces recuerdo, mi libro. Rápidamente salto de la cama y corro hacia donde guardo el viejo tomo. Lo tomo en las manos y lo comienzo a leer.
" Las leyendas que se cuentan la gente relata que son pura fantasía, ¿y si alguna se tornara realidad?
Cuenta la leyenda que en tiempos de desdicha se elevarían tres luces capaces de iluminar el mundo y erradicar la oscuridad. Forsvaret, La fuerte Defensa..."
No leo más. ¿Por qué el niño no dejaba de repetir ese nombre? ¿la fuerte defensa? ¿Quién era ese niño? No entiendo nada pero sólo fue un sueño, guardo todo y me meto en cama de nuevo. Mañana pensaré las cosas con más calidad.
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