Le llevo deprisa por los oscuros pasillos. Oigo el sonido de la cascada, pero eso no basta para tranquilizarme. No puedo dejar de pensar en Nahu...confío en el sensei, y en que probablemente estará a salvo, pero mis instintos me dicen que algo muy malo va a pasar, y eso me esta inquietando. No puedo pasar por alto que Zeil me necesita para recordar, pero tambien es cierto que yo necesito a Nahu para no deprimirme. Aun sigo enamorada de él, es algo que no puedo evitar.... me preocupa mucho lo que pueda pasarle. Acelero un poco el paso. Miro a Zeil; se le ve agotado, por no mencionar que aún está mojado. Tengo que pensar bien lo que le voy a decir, pues podria estropearlo todo si me paso. Tengo que retener mis pensamientos, lo de antes fue un error que no debo volver a cometer.
No le he secuestrado para recriminarlo ni hecharle la bronca, sino para cumplir una misión. Por fin llego a la puerta de su dormitorio. Aquí podra alojarse cuando no tenga a donde ir. Me preparo, pues este cuarto es muy luminoso, y durante unos segundos no podre ver nada, pues ahora estoy en completa oscuridad. Entrecierro los ojos y abro la puerta. Oigo como Zeil hace el amago de gritar, pero se contiene. Mi vista se adapta rápidamente al cambio, pero la de Zeil parece que ha perdido reflejos. Empieza a frotarse los ojos. Mientras hace esto, decido quitarme la capa. Ahora estoy comoda. En seguida Zeil recobra la vista, y comienza a buscarme con la mirada. No tarda mucho en encontrarme, y se me queda mirando. Parece sorprendido. Intercambiamos la mirada unus segundos.
-Eres tal y como te recordaba - le digo -. Tu pelo negro y hechado para atras y muy picudo, como si fueras un dragon. Y lo que más marca la diferencia, tus ojos malvas, con esa mirada temeraria.
- Si...a todo el mundo le llama la atencion que tenga los ojos malvas - contesta -. Mi tío dice que todo rey tiene algo característico. Por ejemplo, el tambien tiene el pelo negro, pero sus ojos son rojos.
Y ese comentario me induce a piensar de nuevo en aquel pequeño niño de ojos verdes. No puedo evitarlo, lo hago inconscientemente. Nahu nunca habria contestado así. Me habría dado las gracias por el "cumplido" en vez de galardonearse como hace Zeil.
- Aun eres demasiado ingenuo. Tal vez la haya fastidiado, pero no puedo evitarlo.
- ¿¿¿¡¡¡Cómo!!!??? Yo no soy un ingenuo.
- Ya te daras cuenta de que sí lo eres, pero, en este momento no es lo que importa... debo comentarte una cosa muy importante...
- ¿Que estás enamorada de mí? - ¡¡¿¿quééé!!?? ¿¿yo enamorada de Zeil?? Es demasiado creído, egoísta,insensible,ingenuo, machista y desagradable para mí...
-¡¡Noo!!-contesto-escuchame. Sabes que los tres gobiernos estamos en guerra pero, ¿sabes por qué?
- Porque los gobiernos Seifuche y Hikafu se rebelaron contra el mandato del Primer Gobierno, y luego entre esos dos no se decidio quien mandaba y acabaron enfrentándose. - menudo coctel mental tiene el pobre...
- Estás muy engañado - contesto. - desde aquel día no eres el mismo - le digo apenada mientras cogo una cajita de oro blanco con diamantes y rubies incrustados. Me acerco a él.
- ¿Cómo que engañado? Y...¿ a qué día te refieres? - le doy la cajita.
- Esto te pertenece. - le digo.
No le doy tiempo a responder, porque le cogo por el brazo y tiro de él hasta que finalmente cede. Le saco de la habitación y empiezo a caminar deprisa por los pasillos. Son tan oscuros que Zeil va casi agarrado a mí para no perderse. Por fin veo mi destino. La puerta está cerrada, pero veo que el sensei me espera fuera de la habitación. Me paro en seco, haciendo que Zeil se estrelle contra mí y se caiga al suelo.
- ¿¡Pero tu de que vas!? - me grita. En el fondo yo sé que está asustado-. ¿No sabes que está mal tirar a alguien al suelo?
- Bueno, ¿tú no sabes que está mal llamar a tu maestro tío? - suelto inconsciente, acabo de meter la pata hasta el fondo... Él no recuerda al sensei...necesito distraer su atención, y rápido... - Así que cállate si no quieres acabar mal, - con lo creído que es seguro que se olvida de la primera parte... o eso espero...- tu para mucha gente solo eres un objeto.
El sensei se acerca a nosotros.
- Lo has estropeado. Pasamos al plan B - me susurra. - ¿Qué le has dicho? -dice en voz alta - ¿Acaso olvidaste que es peligroso para nosotros que él sepa algo?
- No lo olvido, pero no puedo evitarlo.
- Pues controlate. - y me mira con esa cara de decepcion que yo no soporto.
No puedo seguir delante suya, así que no me queda otro remedio que marcharme, pues si me quedo aquí acabare soltandolo todo. Empiezo a correr por el pasillo otra vez. Estoy exhausta, pero no me detengo. Zeil me sigue.
- Exijo una respuesta - me dice -, una respuesta de lo que pasa aquí.
- No puedo decirtelo - respondo -. Además, aquí tu no puedes exigir ni un vaso de agua.
Empiezo a caminar mas despacio. Por fin, veo la salida, así que dejo que Zeil continue solo. Sin decirle nada voy quedandome atrás. Zeil llega a la puerta y sale al exterior, así que me doy la vuelta y vuelvo a sumergirme en mis pensamientos.
- Nahu...-susurro- ¿dónde estas?
Mis ojos se llenan de lágrimas, y no puedo evitar sentir como unas finas gotas de agua bajan por mis mejillas y me empapan la barbilla. Sigo caminando, pero de repente oigo a nuestros guardias gritar:
- ¡Alto! ¡Detente!
- ¿Y si no quiero?- dice Zeil.
Corro hacia la salida, pero cuando salgo es demasiado tarde. Zeil ha descubierto que son niños.
- Volved con vuestras madres - dice - no tenéis edad para jugar a ser caballeros.
- ¡Pero no podemos!- le grita el más joven. - Desde que los hombres mayores se fueron a la guerra no queda nadie para proteger en palacio, ni en la ciudad.
- Aún así. Volved a vuestras casas. - acto seguido se sube a una moto y arranca. - el mundo esta demasiado desapacible para unos críos como vosotros. - dice apartando la vista de ellos y acelerando.
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